Mi experiencia con el retinol (1)

¡Hola! Este post forma parte de una serie que tratará específicamente sobre el retinol y mi experiencia con este ingrediente, más allá de los productos usados. Espero que estas experiencias te puedan servir como orientación o te dé ideas para incluir este ingrediente en tu rutina también.

En este en concreto, te voy a contar aquellos aspectos que he tenido en cuenta a la hora de introducirlo en mi rutina de noche y alternativas al retinol.

Recordarte que en el apartado “Ingredientes” hay una entrada hablando exclusivamente sobre el retinol que puede serte de utilidad y también punto de partida para conocer un poco más sobre él, además de un cuadro resumen final para recordar alguna idea principal.

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Consideraciones previas

Si soy algo más incisivo (y pesado, lo sé, soy culpable) de la cuenta con este ingrediente y he incluido una sección específica para ello, se debe a que es uno de los ingredientes que puede generar mayor irritación en la piel y dependiendo de la formulación del producto elegido puede llegar a ser fotosensibilizante.

Además, es un ingrediente cuyos efectos negativos pueden llegar a ser de los más llamativos, entre otros, desescamación de la piel o sensación de “ardor” o “quemazón”. Por tanto, me parece importante antes de utilizarlo, y a diferencia de otros ingredientes cuyos efectos adversos son casi momentáneos, inapreciables o nulos, saber un poco más sobre éste y sobre todo, conocer bien nuestra piel y su estado “normal”.

Aunque igual que otros productos/ingredientes (pero este en especial) es recomendable comprobar su compatibilidad con nuestra piel paulatinamente, revisar los efectos que genera y también que nuestro órgano se adapte a su uso. Generalmente, los productos creados a base de retinol suelen tener instrucciones específicas para introducirlo poco a poco en la rutina llegando a su uso diario.

Personalmente, no he tenido grandes problemas a la hora de introducir otros productos previamente, pero éste lo he incluido en la rutina en tres fases, divididas en cuatro semanas: 

  • Semana 1º y 2º: Uso de tres veces (por ejemplo: 1º semana Lunes y viernes 2º semana miércoles)
  • Semana 3º: Día alterno
  • Semana 4º: Uso diario

Es importante con la iniciación en su uso conocer cómo nuestra piel responde al resto de productos de la rutina que van  a acompañar al retinol. Es recomendable introducirlo en una rutina que se encuentre correctamente asentada. 

Además hay que revisar bien el estado en el que se encuentra la piel previo a su aplicación, a las horas de su uso y al día siguiente de la utilización. Revisar que no haya ninguna alteración significativamente negativa, si así fuera parar su uso o remover. Lo normal sería notar la piel en los primeros usos algo tirante, seca, irritación leve e incluso algo de sensibilidad al sol.

En mi caso no suelo tener problemas con los ingredientes o productos, eso sí, tengo mucho cuidado en la forma de introducirlos porque cuesta más reparar la piel después de abusar o no utilizar correctamente los mismos que introducirlos poco a poco para evitar problemas mayores.

Aunque el retinol se puede utilizar en cualquier momento del año, debido a los efectos adversos que puede generar la exposición solar, he decido empezar a incluirlo en octubre. De esta forma, consigo que el mayor uso que haga de este ingrediente, además de su introducción en la rutina, sea cuando la exposición solar y las horas de luz son menores. La idea principal es utilizarlo durante una ventana de 8 meses (otoño-invierno-primavera) y parar durante 4 meses (verano), ya que en verano me gusta simplificar la rutina bastante.

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Alternativas

Aunque el retinol es el ingrediente que tenía intención de utilizar, me parece interesante valorar otras dos alternativas que tienen efectos similares, más suaves y pueden ser sustitutivos (o incluso combinables). Se trata del bakuchiol y los péptidos.

Ambos ingredientes aumentan la producción de colágeno, mejoran la elasticidad de la piel y por tanto, reducen las líneas de expresión y mejoran/previenen las arrugas. Algunos estudios añaden que el bakuchiol puede llegar a funcionar como seborregulador. 

Vaya, que tienen un efecto similar al que podría generar el retinol, y aunque más adelante hablaré de estos ingredientes por separado en su entrada correspondiente, no podemos ignorar que pueden ser alternativas a valorar dependiendo, según mi punto de vista, de dos factores principales: sensibilidad y resultados deseados.

Si tienes la piel sensible (dependiendo también del grado) puede ser interesante que te plantees estas alternativas al retinol pues son más suaves. Obviamente no se puede ignorar que existen fórmulas bastante suaves de retinol e incluso para pieles sensibles, con porcentajes más reducidos o formulaciones que no reducen el porcentaje máximo (1%) pero que, debido a los ingredientes que lo acompañan reducen la posibilidad de irritación. Existen muchos ingredientes que pueden reducir la irritabilidad, rojeces y que también ayudan a mejorar la hidratación como puede ser la centella asiática, ácido hialurónico, escualeno, aloe vera, niacinamida…

Sin embargo, tanto el bakuchiol como los péptidos, son ingredientes que tienen mayor compatibilidad con la piel, menores efectos adversos, además de no ser fotosensibles y por tanto, son alternativas a tener en cuenta a la hora de sustituirlo. Una característica importante y a tener en cuenta, por ejemplo, con el bakuchiol es que es un ingrediente de origen vegetal, actualmente se plantea como alternativa al retinol y las embarazas lo pueden utilizar así, como los péptidos, que a diferencia del retinol que no es recomendado en el embarazo.

Por otro lado, es importante considerar cuál es el resultado o efecto deseado en cuanto al uso del retinol, es decir, no es lo mismo buscar alternativas de prevención que buscar alternativas para reducir las arrugas ya existentes o líneas de expresión, así como prevenir que puedan marcarse más.

En este caso, comentarte que ambas son buenas alternativas sin embargo, los péptidos son un ingrediente (partiendo de la premisa que solamente lo utilizáramos como único tratamiento de mejora en la producción de colágeno) que personalmente me parece más interesante de prevención antes de que empiece a reducirse la producción de colágeno del cuerpo (antes de los 25 años) y el bakuchiol como opción para tratar las arrugas/líneas de expresión de las ya existentes (a partir de los 25 años).

En mi caso, decidí ir directamente hacia el retinol porque los beneficios y efectos completos que puede ofrecer considero que me beneficiarían más, es decir, no solo la producción de colágeno, sino también como seborregulador. Si bien es verdad que el bakuchiol puede tener los efectos de un seborregulador, faltan todavía estudios que lo ratifiquen, a diferencia del retinol que directamente atrofia (casi por completo) las glándulas sebáceas.

No obstante, comentarte que los tres ingredientes entre sí no son incompatibles, es decir, se puede utilizar tanto el bakuchiol como los péptidos junto con el retinol en la misma rutina, de hecho, existen productos formulados conjuntamente para potenciar los efectos del retinol ¡Cómo no! Paula’s Choice siempre al frente de formulaciones enrevesadas.

En el próximo post, te contaré sobre la selección de productos que he realizado, cómo he configurado las rutinas y efectos durante las primeras semanas. 

Si te surge cualquier duda o quieres que charlemos sobre este tema u otros, siéntete libre de utilizar el apartado de comentarios y si estás utilizando algún ingrediente para mejorar la producción de colágeno ¿qué tal te está funcionando? 

¡Nos seguimos leyendo!

2 comentarios sobre “Mi experiencia con el retinol (1)

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