Si todavía no tienes una rutina de limpieza facial y no conoces mucho sobre esto, te abruma la cantidad de productos que existen en el mercado o no sabes cómo utilizarlos, has dado con la entrada perfecta para esas dudas.
Antes de contarte qué es lo que necesitas saber para tener una rutina básica de cuidado facial te voy a refrescar la memoria sobre qué es la piel.
La piel como barrera
Como sabrás tu piel es un órgano que se encuentra expuesto tanto al entorno externo como al interno, bien sea a la contaminación, bacterias, alimentación, sol, pérdida de agua, maquillaje… vaya que es nuestra barrera protectora. Y sabiendo que cada persona es un mundo… ¡cada piel es un mundo!
Se compone principalmente de tres capas: epidermis, dermis e hipodermis, cada una de ellas tiene varias subcapas, con sus glándulas y folículos.
Aunque no vamos a teorizar tanto sobre la importancia de cada capa, porque esto no es una web de anatomía, sí que me gustaría destacarte la importancia de la epidermis. Ésta es la capa más externa, la que se ve sometida a mayor estrés ambiental y que se compone tanto de agua como lípidos (que son grasas) y en donde se acumula por tanto la suciedad y las células muertas.
Con la rutina facial lo que intentamos es proteger estas tres capas, pero en especial la epidermis.
¿Qué productos utilizar?
Cómo he comentado en otras ocasiones, si tienes un problema específico en la piel, lo mejor que puedes hacer antes de utilizar cualquier producto que desconozcas o seguir mis consejos y que esto pueda agravar tu problema, es acudir a un dermatólogo que te pueda asesorar como te mereces.
En ocasiones, realizar una visita al dermatólogo a la larga puede suponer un ahorro tanto de tiempo como de dinero (¡y te lo cuento por experiencia personal!).
Seguramente si desconoces o conoces poco sobre el cuidado facial y has intentado investigar un sobre qué tipo de productos hay en el mercado… habrás llegado a la conclusión de que no solo existen las cremas y que hay infinidad de categorías de productos. No te preocupes, no entres en pánico que es más sencillo de lo que parece.
Para tener una rutina básica solamente necesitarás 3 productos (a lo sumo 4) para cubrir las siguientes necesidades de nuestra piel:
Doble Limpieza
Lo que hacemos con la limpieza es eliminar cualquier exceso de grasa superficial, sudor, suciedad, incluso productos faciales que hayamos utilizado antes así como restaurar nuestro pH. Si no la limpiamos puede ocurrir que la suciedad se acumule en nuestros poros y se obstruyan. Si esto sucede podrías empezar a tener pequeños brotes, acné, granitos y si no regulamos nuestro pH puede hacer que determinadas bacterias proliferen en mayor concentración de lo necesario.
Por tanto, la limpieza consiste en limpiar las impurezas de la piel. Mi recomendación en este caso es que busques limpiadores suaves. Generalmente los limpiadores “más” agresivos suelen estar dirigidos para las pieles grasas y mixtas.
Limpieza en base aceite
Si utilizas maquillaje el primer paso es desmaquillarte.
Utiliza desmaquillantes o bien limpiadores en base aceite o bálsamos desmaquillantes. Con ellos no solo disolverás el maquillaje sino que también lo retirarás de la cara al emulsionarlos con el agua. Con este tipo de limpieza también estarías retirando la crema solar.
No es recomendable que utilices toallitas desmaquillantes, ya que realmente no te desmaquillan, lo que hacen es disolver el maquillaje, esparcirlo por la cara (además de generar un residuo que no es reutilizable) y pueden irritar bastante la piel (considera que estás frotando una toallita que tiene poco producto directamente con la piel). Con un aceite la fricción es menor.
Limpieza en base agua
Si has utilizado maquillaje, la mayor parte de él estaría ya retirado.
La crema solar se puede limpiar sin problema con un limpiador en base agua con alguna característica especial. Existen limpiadores en base agua que disuelven también el maquillaje y la crema solar. Lo que tienen son componentes específicos de disolución (disuelven tanto la grasa como los residuos en una única solución acuosa).
Si no te maquillas y solo utilizas protector solar te sería suficiente un limpiador en base agua de este tipo, permitiéndote que simplifiques tu rutina y ahorrarte la limpieza en base de aceite.
Si te maquillas y solamente tienes un producto en base agua que elimine maquillaje, lo recomendable sería que te hicieras una doble limpieza con este mismo producto.
En el apartado de “Reviews” te dejaré disponible esos limpiadores en base agua que pueden desmaquillar y eliminar eficazmente la crema solar (los marcaré con un *) para que le eches un vistazo.
Sabiendo esto, deberás lavarte la cara con esta doble limpieza al menos una vez al día (preferiblemente por la noche).
Hidratación (y nutrición)
Una vez te has lavado la cara como corresponde, nuestra piel necesita nutrientes e hidratación a través de la crema. La hidratación se debe realizar al menos dos veces al día, mañana y noche.
En el aspecto de cremas, encontrarás un montón de ellas que traten problemas específicos para diferente tipos de pieles, de día, de noche… No te agobies, empecemos por lo básico y a partir de aquí podrás buscar productos específicos o más avanzados.
La diferencia entre cremas de día o de noche, en general, suele ser que las de día llevan incorporado el factor de protección y suelen ser más ligeras que las de noche pero la formulación tiende a ser parecida y en ocasiones el precio más elevado.
Si empiezas a cuidarte la piel, mi recomendación es que busques simplemente una crema hidratante con la textura que te sea más cómoda de poner, bien en textura más densa o más gel. Si tienes la piel grasa o mixta, probablemente te convenga una textura más en gel pues suele ser más cómoda de llevar durante el día, que no te deje una sensación de segunda piel además de que no sea comedogénica.
Crema solar/SPF (proteger)
Por último, una vez has cumplido con la limpieza y la hidratación, toca proteger todo el esfuerzo y tiempo invertido. La crema solar solo te la tendrás que poner durante el día. Utilizar una crema solar es la forma más eficaz de prevenir el envejecimiento de la piel en la edad adulta, ya que el colágeno se reduce por la exposición a los UVA.
Si nunca has considerado la crema solar tu aliado, deberá empezar a caerte en gracia e incluso en los días nublados porque aunque el cielo esté encapotado, la exposición a la radiación es del 50%-80% en comparación a un día soleado.
Eso sí, olvídate de esas cremas que te dejaban la cara blanca u olor a playa (creo que el trauma es real cuando huelo determinadas cremas solares y me transportan a los veranos en la playa ¿te sucede también a ti?).
Pero eso es cosa del pasado, ahora las cremas solares han avanzado bastante y ya no tienen por qué dejarte esa película blanca, ni ese olor tan característico ni tampoco esa sensación de “agobio” en la piel. Existen bastantes cremas que son lociones líquidas que se integran bien en la piel o hidratantes con SPF incluido.
Recuerda que la crema solar deberías reponerla cada 2 horas desde la primera aplicación, ya que pierden su efecto. Sé que muchas veces por el trabajo es complicado pero al menos deberías hacerlo antes de salir a la calle.
Si no vas a salir al exterior y te encuentras en un sitio cerrado pero con luz indirecta del exterior, podría ser suficiente con protección 30.
Con esto tendríamos nuestra rutina básica, sencillo ¿verdad? Solo tienes que tener estas consideraciones a la hora de crear tu rutina.
Aunque te lo he ido avanzando anteriormente, en el apartado de “Reviews” tendrás acceso a los productos que he ido probando y que pueden servirte de guía o referencia para elegir tu rutina.
Como te comenté anteriormente, existen más productos en el mercado que pueden llegar a ser abrumante, que si tónicos, serums, exfoliantes, mascarillas, contorno de ojos, esencias…éstos NO SON NECESARIOS, son añadidos que mejoran o aceleran procesos naturales de la piel, pero de ellos hablaremos más adelante.
Si te surge cualquier duda o quieres que charlemos sobre este tema u otros, siéntete libre de utilizar el apartado de comentarios.
¡Nos seguimos leyendo!